Capítulo 1: La formación
En la población de San Felipe, no muy lejos de Malnombre y un poco más de Amor de Dios, había un grupo de jóvenes ansiosos y llenos de energía por empezar sus campamentos, poner en práctica todo eso que durante un año estuvieron preparando y diseñando para que sus campamentos fueran bacanos y sus niños los más felices de la provincia de Santo Domingo.
Al final llegó el momento que todos esperaban, empezaban las formaciones de los monitores! Que sorpresa cuando vieron que había más de 50 chicos y chicas preparados para recibir esas formaciones y formar parte del mágico proyecto de campamentos!
Las formaciones no siempre fueron fáciles, hubo momentos para todo: para reír, para jugar y disfrutar, para cuentos y chismes, pero también momentos de seriedad, de silencio y reflexión, incluso alguna que otra advertencia y toque de atención general. Pero una cosa estaba clara, cada segundo y situación era un aprendizaje para que cuando empezaran los campamentos todos fuéramos un xin más responsables y todo fluyera de la mejor manera posible.
En esos mismos días, no muy lejos de allí, la brigadista estaba esperando el día en que definitivamente se despediría de sus compañeras y amigas y podría irse a la comunidad a trabajar con todos los muchach@s. Muy a su pesar, ese momento se hizo de esperar un poco más de lo previsto pero al final llegó ese día. Y en la calurosa tarde del lunes 9 de julio Clara llegó a su nuevo hogar. Los muchach@s la recibieron con los brazos abiertos y llenos de energía.
Para ella, ese fue un momento muy especial. Y con la brigadista en la plantilla, el grupo siguió trabajando duro una semana más.
Sin darse cuenta, y empujados por el frenético ritmo del paso del tiempo llegó el esperado 16 de julio: el inicio de los campamentos. Esa mañana los monitores y coordinadores trabajaron duro con la decoración de la parroquia y ultimando las preparaciones.
La verdad es que entre los coordinadores se respiraba un cierto nerviosismo porque la lista de inscritos era muy pequeña pero la esperanza es lo último que se pierde y aún quedaban algunas horas hasta la bienvenida.
Capítulo 2: Campamentos en acción
Buaa!!! Que sorpresa! A las 2 de la tarde había más de 200 muchachit@s!!! De no saber si habría niños se pasó a tener un overbooking !!!
La primera semana de campamentos fue dura. El tiempo no ayudó mucho, cada día a las dos aparecían una nubes negras y enormes que descargaban toda el agua que podían (y más) encima de la parroquia. Los monitores tuvieron que desenfundar toda su imaginación en técnicas, dinámicas y juegos de interior. Los coordinadores trabajaron muy duro para que todo saliera lo mejor posible y cada grupo encontrara su espacio.
La segunda semana todo fue muy distinto. Los ciclones se tomaron unas vacaciones y el sol renovó la cara a cualquiera. Ya no había dificultades de espacio, los niños y niñas pudieron salir a jugar y correr a fuera. En esa semana todo fue energía: pista americana, ginkana, la búsqueda del tesoro (un helado para todos)!!!
Y el último viernes la fiesta final. En ésta cada grupo expuso un drama, baile o presentación. Los monitores trabajaron mucho para que todo saliera bien, sobre todo el equipo de animación el cual deleitó a los todo el mundo con unos dramas y cuentos que hicieron reír hasta al de la cruz!
Esa tarde fue mágica, llena de vida. Al fin, todo había salido y bastante bien. El trabajo había dado sus frutos: se había conseguido secarle una sonrisa a cada niño y niña.
No muy lejos de allí, cerca de la capital de Santo Domingo, en la comunidad de las Cañitas se vivió un proceso parecido. Un pequeño equipo de coordinadores, pero no por eso menos potente, trabajó muy duro para que todo fuera bien. En esta comunidad, la brigadista sólo asomó la cabeza algún que otro miércoles … lo justo cómo para afirmar y darse cuenta de que eran un equipo muy fuerte i eficaz.
Con ellos, ella aprendió muchísimo y pudo vivir el logro de un resultado de los campamentos excepcional. Felicidades chic@s.